Olman Segura Bonilla, Economista, Director del Centro Internacional de Política Económica Para el Desarrollo Sostenible – Universidad Nacional.
La economía costarricense crecerá este año en un 5,3%, mientras que para el 2024, la proyección es que ese incremento se sitúe en un 3,6%, de acuerdo con el Modelo Macroeconómico presentado este miércoles por parte del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (CINPE-UNA). De acuerdo con el BCCR para el 2023 el crecimiento será 5% y en cambio para el 2024 ellos proyectan un 4.3%.
El nuevo modelo de prospección macroeconómica del CINPE “contiene una metodología que considera la oferta agregada, la demanda agregada y una regla de política monetaria, complementada con una ecuación de la paridad de tasas de interés y la dinámica de la deuda con respecto al Producto Interno Bruto. Este último punto es innovador, ya que permite introducir al modelo los efectos de la política fiscal y cómo esta permitirá determinar si la deuda pública sigue o no una trayectoria sostenible en el mediano plazo”, manifestó el economista Emmanuel Agüero, investigador del CINPE.
La convergencia de una serie de factores, como el mayor dinamismo en sectores de la producción específicos, una mayor estabilidad en las tasas de interés y una permanencia hacia la baja en la inflación son parte de las condiciones que propician el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que se proyecta para el país al cierre de este y del próximo año.
El dinamismo en la economía local seguía siendo desigual entre el régimen especial y el definitivo hasta muy recientemente, pues en el mes de noviembre 2023 la situación cambió reportándose un crecimiento del régimen definitivo de un 6,5%. La situación de desigualdad a lo largo del año se explica por el hecho de que mientras las empresas ubicadas bajo el régimen especial (donde se incluyen las zonas francas que no pagan impuesto sobre la renta), reportaban un crecimiento a julio del 2023 de un 15,30%, el régimen definitivo—en contraste—donde opera el resto del sector productivo nacional, crecía apenas un 3,67%. Sin embargo, en el mes de noviembre 2023 la situación cambió y la actividad que más se dinamizó en el régimen definitivo fue la construcción, y con ella se arrastra de manera importante la cadena de suministros, por ejemplo la comercialización de materiales y de los productos eléctricos y electrónicos utilizados en las construcciones. Otros sectores que crecieron menos, pero que aportaron de manera importante al cambio fueron el comercio y la reparación de vehículos, según reportó el BCCR en su informe del IMAE de noviembre 2023. Este cambio augura mantener y probablemente aumentar el crecimiento económico para el 2024.
Por su parte, la inflación a noviembre 2023 tiene en un valor de -1,77%, pero se espera que retorne al rango meta de entre un 2% y un 4% establecido por el Banco Central de Costa Rica, mientras que el tipo de cambio, aunque permanece estable, estaría cerrando el año, de acuerdo con el modelo, en un valor de 534,73 colones como un monto promedio en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex). Este dato es muy creíble e incluso puede ser un tipo de cambio menor, dado que para los meses de fin y principio de año están ingresando gran cantidad de dólares de las empresas transnacionales que deben pagar aguinaldos y otras cargas, lo mismo que por el ingreso del turismo de manera muy significativa.
Estas previsiones se plantean en un entorno internacional, donde se prevé un crecimiento moderado de las principales potencias mundiales. En el caso de China, se vaticina un aumento en su producción de un 4,2%, mientras que el panorama para Estados Unidos y la zona euro tiende todavía más hacia la baja, con valores de 1,5% y de 1,2%, respectivamente. La esperanza es que si más bien las situaciones de guerra entre Rusia-Ucrania, e Israel-Gaza, tienden a pacificarse las condiciones económicas internacionales se estabilicen, se reduzca la incertidumbre e impacten positivamente a Costa Rica.
Otro factor que analizó el Modelo Macroeconómico del CINPE tiene que ver con la Tasa de Política Monetaria (TPM) que determina el Banco Central, y que influye directamente sobre las otras tasas de interés del mercado. El pasado 25 de octubre, el BCCR bajó en 25 puntos base (0,25) su TPM para ubicarla en un 6,25% y el 20 de diciembre de 2023 volvió a bajar 25 puntos base dejándola en 6%. Para el CINPE-UNA, dicho indicador podría continuar experimentando una rebaja paulatina durante el 2024, hasta ubicarse en un 5,50% hacia diciembre del 2024. Desde luego, en general el sector productivo y las personas que tienen deudas o que requieren préstamos para invertir, desearían que bajara a mayor velocidad, pues impactaría hacia la baja en las tasas de interés de los bancos comerciales, facilitando el acceso al crédito para muchas personas. Recordemos que en enero de 2022 la TPM era tan sólo 1,25%.
El informe presentado por parte del CINPE enfatiza en el hecho de que el ajuste fiscal que ha llevado adelante el país ha sido bueno y que se debe continuar por esa senda. Destaca al respecto que, por tercer año consecutivo, el balance primario del país se ubicaría en terreno superavitario, al restar los ingresos versus los gastos, sin incluir el pago de intereses de la deuda pública. Este indicador se ubicaría en un 2,1% del PIB; sin embargo, se espera que para el 2023 y 2024 la relación deuda-PIB se mantenga por encima del 60%. Esta relación también puede tender a la baja, si el tipo de cambio se mantiene bajo que es con el que se calcula el monto de la deuda y la economía continúa creciendo, por lo que el porcentaje deuda-PIB podría localizarse abajo del 60% a mediados del 2024.
Por el lado de los ingresos, al cierre del 2023, el indicador sería un 11,4% del PIB, mientras que, en el ámbito del gasto público, este alcanzaría un porcentaje de 13,6%, ubicándose como el más bajo de los últimos cinco años, de acuerdo con el informe.
En síntesis, tenemos un buen comportamiento de la economía a nivel macroeconómico y se proyecta que continúe así el año 2024, salvo eventos inesperados; pero entonces es tiempo de actuar de inmediato, paralelamente, para atender los asuntos internos tales como el financiamiento de instituciones sociales que apalanquen la equidad y la inclusión que tanto requiere el país para salir del estado de desigualdad en que nos encontramos. Por ejemplo, es necesaria mayor inversión en temas como los que tienen que ver con la niñez, la adolescencia, la prevención de la droga, seguridad, educación, cultura, deportes, adultos mayores y salud pública, que todos ellos dinamizarían la economía y generarían empleos de calidad.